lunes, 5 de marzo de 2012

Rock en la Playa, Tamarindo 1998

Era la noche del 6 febrero de 1998. No se podía dormir. Hablábamos demasiado, acompañados de unos jaibol y el humo del cigarro que iba y venía. Era mucha la angustia, la adrenalina, la ansiedad que recorría nuestras venas en aquella casa de San Pedro de Montes de Oca. Sentados alrededor de una mesa redonda que nos permitía observarnos de frente, descifrando nuestras angustias, nuestros sueños de rock and roll, apenas estábamos construyendo un camino que era desconocido.
Era nuestra guarida de jóvenes apenas ingresando a los 20 años. Esperamos el amanecer con ansias para caminar hasta la universidad de Costa Rica a eso de las 7 de la mañana tras un jugoso desayuno de pan, huevos y jugo de naranja. Era un amanecer soleado, buen pronóstico para nuestro viaje.

Al llegar a la U lo primero que vimos fue unos 10 buses frente a las instalaciones de la Radio U. Parecía un día normal de clases, pero no. Regados por todas partes puños de gente fumaba, desayunaba, algunos despertaban, quizás otros habían preferido seguir la fiesta del viernes por la noche y luego acercarse hasta aquí.
Lo cierto es que hasta este momento, todo era realidad. 

Tras varios meses de reuniones y de meternos de lleno en lo que significaba tener nuestra banda, enlazar mejor nuestras relaciones con Radio u y principalmente punto de garaje, decidimos participar de lo que se llamo Rock en la playa. Unas 10 bandas de rock que en ese momento encabezaban  lo más sonado de la escena. Mod-ska, Garbanzos, Evolución, Raza Bronce, Hormigas en la Pared, Broca, Seka y unos cuantos más.

Así que ahí estábamos ese sábado. La organización decidió que cada bus llevara el nombre del grupo en la entrada y así los fans pudieran viajar con la banda que más les simpatizaba. Claramente, nosotros aunque ya sonábamos en los conciertos mas importantes de ese momento, no teníamos grabación así que aún permanecíamos desconocidos para muchos. Por eso, nuestro bus siempre se mantuvo vacío hasta eso de las 8 de la mañana, donde ya al estar todos los otros campos llenos pues no quedaba más que rejuntar a los que legaron tarde, los que llegaron jumas, drogados o inadaptados. 

Todos llegaban a la puerta y preguntaban, de cual grupo es este bus y nosotros,,,,,,de Seka. La gente se volvía a ver las caras entre ellos y tras una de charla silenciosa decidían entrar. Lo que no se imaginaban era que estaban por iniciar un viaje loco.

Debo recordar que la historia es larga, así que la dividiré en dos lecturas. Por eso hablaré de los buses. Oficialmente se nos había dicho que el bus sería moderno. De lo último. Claro, de los últimos que recorrieron las calles de San Pedro antes de pensionarlos. La mayoría eran de esos Blue Bird. Asientos verdes, ventanas trabadas que hay que hacerles un toque rarísimo a los costados para que baje o suba el vidrio. Bullón y medio de motor, mas polvasal callejero incluido. Otros con un poco mas de suerte, aunque no lo creo, viajaron en buses que tenían asientos de plástico. Imaginen lo que era viajar hasta playa Tamarindo sentado en uno de esos buses por mas de 8 horas.

El nuestro era como del año 70. Buen motor, asientos verdes y cómodos, pero como en la vida todo puede pasar tuve que entregar mi campo a una pareja que ya había pagado el pasaje. A cambio me ofrecieron ir sentado en un amplificador que pusimos en la puerta trasera del bus con todos los demás instrumentos. Posiblemente todavía tengo lesiones en mi espalda debido a al duro asiento, los malos caminos y la suspensión de mierda. Los Instrumentos además llegaron hechos mierda porque no teníamos en ese tiempo estuches, así que llegaron rayados. Nada de cuerdas nuevas para el chivo y como maleta un bolsillo con un par de boxers, panta, paño, desodorante y papel higiénico. 

Tras varios atrasos inicio el viaje a Tamarindo. Y aunque la gente iba un poco indignada al inicio por no poderse ir con las bandas que les interesaban, conforme fueron haciendo comentarios, chistes y demás, el ambiente cambio. Conocer gente nueva siempre es una gran aventura y más en bus con un poco de dementes. Entre ellos como olvidar a la Naranja Mecánica. Un grupo de compas que habían participado en las elecciones a favor de Fuerza Democrática para poder pagarse el pasaje a Tamarindo. Justo cuando ya el bus pasaba el aeropuerto Juan Santamaría los anaranjados pedían parada para orinar, otros para vomitar.

Como si fueran indestructibles, los naranja habían llegado tapis, siguieron tomando antes de montarse al bus y cuando iban de camino. Como todo buen borracho hablando durísimo a todo mundo, haciendo chistes que nadie conocía y enfureciendo a nuestro chofer de bus.

De repente empezaron a fumar.. El humo llenaba todo el vehículo y el chofer empezaba a pegar gritos de que no se podía fumar dentro y menos esa “cochinada” que llevaban en la parte de atrás. Justo en San Ramón y después de muchas regañadas el conductor se bajo del bus y corrió a un teléfono público que encontró en una bomba. Después de varios minutos se fue hasta un pequeño supermercado. Cuando regresó al bus, todos lo esperábamos en silencio y como niños arrepentidos esperando a que nos dijera tristemente que se devolvía. Pero para nuestra sorpresa de una bolsa sacó tres paquetes de cigarros Delta, los cuales los tiro hacia atrás sin sabe a quien le caían. Escuche como el motor prendió nuevamente y el con una sonrisa en su cara nos gritaba, a que hijueputa!!! fumen lo que les de la gana !!!!!!


Pero con el tiempo fue bajando no solo la mica, sino también el fumado y la rabia de nuestro chofer. Pobre de él que no sabía a que lo habían contratado.. Hace 14 años íbamos felices, un viaje loco atravesando el país para ir a un concierto. Un chorro de zafados que apenas iniciaban una de las mejores experiencias que recordaré en mi vida.



Continuará….. (aquí el afiche original gracias a Rosa Ch Marín)