jueves, 5 de noviembre de 2009

Razón de Vivir




Cuando tenia 15 años de edad cometí un grave error. Lo acepto, se me fue de las manos, no lo supe manejar y por supuesto que toda mala acción merecía un castigo.
Un castigo que con el pasar del tiempo se transformo en una bendición.
Mi padre muy puteado por lo que yo había hecho, decidió dictar sentencia justo en enero y febrero de de 1992. El tribunal familiar me encontró culpable, cosa que yo había aceptado con antelación y se determinó que Esteban Rodríguez permanecería castigado ambos meses sin salir de su hogar. La noticia me destruyo moralmente. Mis amigos, mis andadas en bicicleta, mis partidos de fútbol, mis compas del cole y por supuesto, en aquellos años lejos estaba de una computadora, el internet era algo imposible, menos tener novia y menos aun televisión por cable.
Entonces tras recibir el castigo y en la situación que me encontraba por supuesto que volví mis ojos a mis queridos cassetes de rock, que iban desde grabaciones de radio sistema universal y radio uno, hasta uno que otro disco de metal que me habían pasado mis compas.(desde guns, depeche, obituary, sepultura, nirvana, peral jam, metallica, megadeath)
Pero esa poca alegría terminaría de desaparecer cuando mi padre, decidió que la música rock, había sido la culpable de mi grave error. Mantuvo siempre que la peor influencia para llegar a hacer lo que hice. Por lo que agarro todas las gavetas con mis cassetes TDK y se los llevó para un lugar desconocido aún hoy.

Fue con el pasar de un mes, que la tortilla se dio vuelta y a pesar del llanto de pasar encerrado en mi casa, la vida fue bondadosa y llego una noche lluviosa y melancólica.
Obstinado de tener que conformarme con la música de la radio y con ganas de darle play a lo que fuera, decidí registrar de una vez por todas los cassetes de mi papa. Su gaveta estaba ahí, recordándome la mía que estaba vacía. Pero aunque pensé en destruir un par como venganza, decidí primero echarles una ojeada y escuchar que salía de los parlantes.
Silvio Rodríguez entonaba una hermosa canción. “Se he esta arrimando un día feliz, como hace un barco tras sus meses, se esta acercando un día de abril, un día de abril se va arrimar a los finales de noviembre y yo me apego mas al mar”.
No entendía bien de que se trataba, una voz aguda, pero con guitarra acústica que al principio pensé que se trataba de música religiosa. Pero con el pasar de los días fui escuchando mejor todo el disco. Después apareció en la misma caja, Pablo Milanes, Mercedes Sosa y Carlos Mejia Godoy junto a su hermano. Aquí mis oídos escucharon pro primera vez algo acerca de asesinatos en Managua, Cuba hermana del frente sandinista, lucha armada, libertad, paz y las venas abiertas de América latina.
Palabras sueltas que como un rompecabezas empecé a armar gracias a las tertulias con mis padres y uno que otro libro que encontraba en la biblioteca de mi colegio. La música Latinoamericana entro en mi vida, gracias a un castigo. Letras con peso al que se fueron sumando los poemas de Jorge Debravo, Nicolás Guillen y Pablo Neruda.
Tiempo después conocería personalmente a Alejandro Imbach, (a quien conocía de vista) gracias a que ambos entrábamos a las 7 de la mañana al colegio, pero por cosas de la vida su bus y el mio nos dejaban a las 6 am en la puerta de la institución.
Llegaba de Suiza, pero nuestras conversaciones fueron nutridas desde el principio. Las compañeras, cigarros, pero tambien música. Sentí que hacíamos clic ya que nadie de mis amigos actuales escuchaba música latinoamericana, por lo que los nombres que yo pronunciaba no eran ajenos a ese flaco de pelo largo y aretes que confundí con una mujer muchas veces.

Hace poco cuando me tomo por sorpresa la muerte de Mercedes Sosa, recordé que ella tambien fue parte de esa instrucción política y humanista que inicio en el colegio. Razón de Vivir fue uno de los primeros cds que tuve en mis manos y me lo paso ziki. Hoy después de 17 años, continuo escuchándolo fervientemente. Su voz, su mensaje fueron tambien parte de la banda sonora de esos primeros años que me inspiraron y edificaron tambien una bella amistad. Dos razones mas para vivir.


Para decidir si sigo poniendo
Esta sangre en tierra
Este corazón que bate su parche
Sol y tinieblas.
Para continuar caminando al sol
Por estos desiertos
Para recalcar que estoy vivo
En medio de tantos muertos;
Para aligerar este duro peso
De nuestros días
Esta soledad que llevamos todos
Islas perdidas
Para descartar esta sensación
De perderlo todo;
Para analizar por donde seguir

Razón de vivir.