domingo, 23 de enero de 2011

Generación 95


                                                                                                                   Seka 2004

Yo sabía que todo iba a cambiar desde el día que subí a ese bus, Turrialba-San José. Como escenario tenia el segundo lunes de enero de 1995 y conforme avanzaba en la ruta, el mundo empezó a abrirse poco a poco para ir descubriendo montañas, ríos y caminos que me acompañarían de ahora en adelante. Mi primer día de universidad quedó grabado para siempre, era el inicio de mi vida.
Cuatro meses después de ese primer viaje en bus, regresaba a San José pero esta vez junto a Alejandro, Steven y Quintero para el primer toque de “Dulcinea” (antes de SEKA) en un festival de la universidad latina en San Pedro. Actividad a la que asistió también el primer grupo que vi en mi vida que tocaba algo que no fuera el clásico rock de los 80s, Cool mc Cool. Día en que conocí a Cristian Montero quien después formaría Ufo.

Antes de continuar debo aclarar que hasta ese momento, aunque ya mi cabeza estaba muy llena de punk, ska, grunge, rock alternativo y algunas migajas de metal, las únicas bandas que había visto “en vivo” habían sido Café con leche, 50 al norte, Inconciente colectivo y la banda local de Calle Vieja. Todos con un formato muy al estilo rock en español de los 80s.

Por eso, aquel día que vi a Montero tocando Rage y punk, fue una iluminación de que no estábamos solos en el mundo. Desconocía la escena under de chepe, para mi el rock tico era lo que sonaba en las radios y apenas El Parque y Hormigas en la pared, se asomaban en nuestro pequeño mundo musical.
Fue gracias a la amistad con Montero, compañeros de universidad y algunos otros amigos de Heredia que empecé ir a conciertos en mayo de 1995. Ahí conocí a Niño Problema, El Bosque, Teatromocracia, Canabis, DBG, diente guapo, Malditos de Verde, las Tetas de Ofelia y muchas otras bandas que quedaron en el camino. Para esa misma época, también hacia mis primeras armas como reportero. Gracias a una amistad de la universidad me abrieron un campo en una revista llamada Voltaje de La Nación, donde hice algunos reportajes por mes y obvio decidí hacer algo con esa nueva escena de la que quería participar. Fue asi como termine entrevistando a Juan Caliva, quien era en ese momento el cantante de Garbanzos. Amistades que pronto dieron la oportunidad a Dulcinea de tocar ese año en lugares como la Rana, Cus y Pizza Valerio.
Recuerdo que emocionalmente empezaba a vivir algo de lo que no había tenido idea. Sentado una tarde de domingo en la plaza de la democracia con apenas 18 años, frente a La Rana junto con un grupo de nuevos amigos que aunque éramos de lugares diferentes hablábamos un mismo lenguaje. Vistiendo ropas que nos hicieran tener algo en común, luciendo la mejor cadena, intentando hacer algo junto a unas 70 personas más que ese día asistíamos a un concierto cualquiera. Con una botella de vino mezclada con cerveza y un paquete de cigarros hecho un puño dentro del bulto era suficiente para esperar la hora del chivo. En ese 1995 me di cuenta que si todo seguía con ese mismo entusiasmo tanto publico como las bandas, las escena crecería. Claro en ese tiempo no existía Internet ni correos electrónicos, por lo que todo el panorama era muy diferente al de hoy. Para los que vivimos el rock desde 1995 en adelante en San José, jamás habríamos creído a lo que llegaría.

Camisas con numero, medias altas, tennis skate, alguna que otra patineta en el lugar, cadenas, bultos, pantalones rotos o con los ruedos altos, botas y una que otra bella mujer, eran el impresionante desfile que cada tarde de domingo (principalmente) renacía en diferentes antros de la capital. Kilates, el bar Troys, la alianza china y alguno que otro teatro se unieron a la lista de chantes para chivos. Sin embargo, hasta inicios de 1998, para la mayoría de grupos que tocábamos (ya como SEKA) nuestra escena era como un fantasma del que todos hablaban en los medios de comunicación pero pocos conocían, a pesar de que los llenazos de la Alianza se trasladaron a La Finca en Cartago.
Poco a poco, gracias a la radio u joven de aquel momento y uno que otro espacio en periódicos, el ska, punk y hard core se abrieron paso, llevando más de mil personas a Playa Tamarindo en febrero de 1998.

Sin duda, Costa Rica también recibió para esa época el boom de las bandas de rock latinoamericano que para mediados de los 90s se expandieron por todo el continente. Desde Cadillacs, caifanes, café tacuva, dos minutos, molotov, aterciopelados, calzones, desorden publico, ataque y muchos mas representaron una época muy importante en la historia de la música, los cuales dejaron como secuela el nacimiento de muchas bandas y lo mas importante, el público tico empezo en la cazeria de grupos nacionales que tuvieran alguna relación con lo que sonaba en el extranjero. Garbanzos, Mod-ska y Calle Dolores  se quedarían grabados en nuestros corazones como dignos recuerdos de esa época. 

Esos cinco años entre el 95 y el 2000 serian para nosotros el momento de prueba y error para estar listos a lo que vendría en el nuevo siglo. Bellos momentos difíciles en los que muchos desconocidos sembramos una semilla.