martes, 30 de junio de 2009

Llorar por una Canción


Quizás lo que les cuente a continuación les suene un poco estúpido y hasta terminen burlándose pero, en la mente de un niño de 9 años, mi mente, lo que contaré se me quedó para siempre en el corazón.

En 1986 como he comentado aquí, me cambie de escuela. Llegue a tercer grado de la escuela Mariano Cortes en Turrialba y aparte de mi afición a la música pues también me gustaba el fútbol como a todo niño de esa edad. (debo decir que fui un gran delantero).
Llegue cargado de videos de rock, la música de radio sistema universal y radio uno, además de un bulto azul que se amarraba con hilos de zapato, lápices de colores, zapatillas chinas y pelo parado. Delgado, pequeño, morenillo y con miedo de viajar al centro del pueblo.


Recuerdo que me hablaron de que había una selección e fútbol de la escuela y que se enfrentaban con otros centros educativos en un campeonato interno. Por lo que me decidí a hablar con el profesor de física que era también el entrenador de todas las selecciones de cualquier deporte que apareciera en la escuela.
Un año antes “Rock the Night” de Europa me había conquistado en esa inmensa maraña del rock pelos que se había suscitado para esos años. Entre Poison, Motley Crue y demás cabelleras rubias y llenas de gel y laca, Europa había ganado un lugar especial, aunque aun no se porque.


Al llegar el 86 se sueltan el éxito romántico “Carrie” y ahí me pegaron durísimo. Yo no sabia que decía ni que tipo de música era, solo sabia que me encantaba y trate durante meses de grabarla en uno de los cassetes que le había robado a mi padre para grabar la materia de la escuela y así estudiar mas fácilmente.
Nunca la podía grabar sin habladas de los locutores o anuncios y eso me tenia muy triste.
Pero una tarde llego uno de los partidos mas importantes. Mi día de prueba para quedarme en la selección de fútbol de la escuela justo el mismo día que un grupo de estudiantes de 6 año estaban en el salón principal con un toca discos.


Salí a la cancha y al llegar el final del segundo tiempo tuve suerte y de cabeza golpeo una pelota rebotada en el poste central o travesaño y zasssssss…..GOOOOOOOOOOOOOOOOOOLLLLLLLLLLLLL!!!!
Estebillan había anotado y daba así el gane del partido……Recuerdo que regresaba a casa en el bus pero junto a mis compañeros y creo que mi madre me acompañaba iba muy triste, con lagrimas en los ojos.
Durante el grito de gol, escuche como los de sexto ponían una y otra vez “Carrie” para adelante y para atrás, una y otra vez. Al terminar el partido me acerque y vi, que tenían el disco acetato original. Odio, repudio, dolor…llore porque yo amaba el rock a mis nueve años y sabia que tener ese tipo de cosas me harían sufrir mucho por mi condición económica.


Esas mismas lagrimas regresaron un año mas tarde, a finales de 1987, cuando luego de cortarme el pelo junto con mi papa en la barbería frente a la parada de buses de Turrialba, pasamos por la venta de discos y vi el acetato original (no creo) del “Apetite for destruction” de Guns and Roses.
Claramente esos recuerdos me señalan que ya desde pequeño ponía atención suma atención a los eventos del rock de esa época. Hoy son solo eso, recuerdos bellos que revivo cada vez que pongo de nuevo esas canciones en mi ipod o cuando pongo un pie en el escenario.


Así recuerdo que yo también quería mover la cabeza y tener el pelo largo.

lunes, 1 de junio de 2009

Respirar profundo


“la vida es de los que arriesgan,
De quienes bajan a toda prisa la pendiente,
De quienes suben sin descanso la escalera”.
Sabiño.


Hace más de un año inicie un cambio en mi vida que apareció como una enorme ola en el mar. UN verdadero tsunami. Sin aviso.
De sorpresa.
Y lo más impresionante de todo es que aun hoy me sigue sorprendiendo lo que puedo llegar a hacer. Razones personales me llevaron a dejar la bebida (tomar guaro) no con el ansias de arrepentirme de muchos años de tragos y menos del de dar cátedra de que esta bien y que esta mal.

No me importa el rumbo de sus vidas, pero aplaudo las vidas que se mueven por pasión. Para mí, el tiempo había terminado. Inicie la revolución más importante, la lucha más intensa, la batalla, la masacre más dolorosa en mi historia, me enfrente a mi mismo.

Así como suena. Deje de tomar cerveza y licores destilados. Se que se reirán de mi cuando diga que de vez en cuando me tomo una copita de vino. Pero aun lucho contra esto. No se cuanto durara, pero hoy estoy convencido de que percibo nuevos olores, nuevos sabores. Del blanco y negro, pase a ver otras tonalidades. No es un mundo mejor, seria mentir decirlo, pero es diferente. Solo eso.

Así inicio mi otra batalla personal y era iniciar un periodo de limpieza emocional y espiritual. Nunca supe como y termine haciendo deporte. Decidí empezar a correr, a respirar profundo.

Corro. No se si bien o mal, solo lo hago durante casi cuarto días a la semana. Respiro profundo como lo hacen otras culturas quienes mantienen que te ayuda a encontrarte contigo mismo, te da paz, el pulso cardiaco se estabiliza y las decisiones fluyen con más rapidez.

Durante 50 minutos me desconecto del Internet, la televisión, ustedes y ellos. Corro contra mi mismo, a veces tratando de alcanzarme y otras de dejarme botado.

No pretendo dar sermones, solo contarles que estoy en guerra y a que a veces desearía balearme en un rincón como Adriana Varela lo dijo alguna vez, en alguna canción.