El conocimiento si no se sabe aplicar es peor que la ignorancia.
Charles Bukowski
Cuando pienso en aquel Esteban Rodríguez que viajaba en bus directo de las
6 de la mañana Turrialba-San José, me da una tremenda lástima. Era el primer
lunes de enero de 1995 y como único equipaje 17 años de edad, sin conocer la ciudad, ingenuo como él solo, sin un
compañero de viaje con quién comentar lo que sentía o iba descubriendo, con una camisa de vestir enorme,
posiblemente los zapatos del cole y con un cuaderno en la mano.
Lo peor es que
ni siquiera me había dado cuenta de que había dejado olvidado el walk man.
Así
llegué hasta la parada en el parque de San Pedro y tomé bus a la Universidad. El fin de semana antes de esto lo pasé con mi familia acampando en Puerto
Vargas de Limón, sin ni siquiera ponerle atención a ese evento que cambiaría mi vida para
siempre. Era el inicio de un nuevo mundo, la migración a la ciudad, a las
oportunidades de estudio, a intentar tener una vida sin saber de que se
trataba.
Recuerdo escribir en la parte de atrás del cuaderno unas simples frases que
en cada viaje a la capital en esas primeras semanas empezaron a tener forma. la
música ya había llegado a mi vida mucho antes del interés de tener una carrera
profesional y quizás perdido en notas, sueños y melodías se me hacían los días
menos difíciles.
Era un cambio de vida impresionante y me sentí muy solo en esa primera
etapa.
Turrialba con su clima tropical quedo atrás y ahora reinaban los vientos
fríos de principio de año, ventoleros acompañados de una tremenda soledad en la
capital. Para mí todo era lúgubre y así fue naciendo la canción "Esta gran
ciudad". Predispuesto por la mala reputación de la ciudad que antes de ese
1995 mi única referencia eran las noticias. La canción se quedó guardada por mucho tiempo y tuvieron que pasar casi 10
años para que encontrara una melodía dentro del disco "Sesiones
acústicas" como única canción nueva.
Con el pasar del tiempo aquella banda que viajo de la zona rural que fue
impactada por la cara más horrible de la capital, se convirtió en la responsable
también de ponerle banda sonora, reproducir sus sonidos, darle
melodía a sus calles y avenidas, hablar de sus personajes, dibujar su cara e ilustrar
sus esquinas, hacerle un lugar dentro de la escena rock nacional, abrirle paso
dentro de la cultura cuando muchos solo le habían dado la espalda, lavar su
cara y ponerla a brillar.
No fuimos ni los primeros, ni los únicos.
Por eso los invito a disfrutar de Monte que sabe muy bien como ponerle notas a San José