jueves, 11 de agosto de 2011

Resistiremos y Venceremos








No sabemos si a los demás grupos les sucederá igual, pero esto de buscar estudios o grabar siempre se vuelve una odisea. De aquí para allá buscando lo mejor o lo más barato en el mejor de los casos. Nosotros tratando de huir de esa incansable búsqueda hemos tratado de hacer las cosas por nuestra propia cuenta con todo lo bueno y malo que significa.

La cosa es que actualmente estamos en la pre producción de lo que será nuestro sexto disco. Queremos regresar al acústico, ya que es una formula (conocida por la mayoría) que nos encanta y que habla de nuestras otras influencias o quizás nuestras otras personalidades.

Este 2011 hemos tomado la sala de la casa de Alejandro como nueva lugar de ensayo-estudio donde hemos empezado trabajar cada una de las canciones que grabaremos. Como lo fue en su versión anterior, el acústico será una recopilación de antiguos temas pero re-inventados o más bien reconstruidos. Nos gusta reinventarnos. Con la salvedad de que aparecerán por lo menos 3 temas nuevos compuestos por Vilmer y Alejandro.

La cinta que no alcanza

Nuestra primera visita a un estudio de grabación fue por cosa del destino. En 1998 todos empezaban a grabar en Radio U. Como unos bandidos rebeldes decidimos no formar parte de esa camada por lo que apareció de repente un Salvadoreño-cubano, pero que vivió en Miami y ahora residente de Costa Rica que nos llevó hasta el (por construir) segundo piso de su casa. Ahí tenía un oscuro lugar al que llamaba estudio. En medio de basura, tablas, equipos de grabación muy antiguos y una buena silla para que aguantara el peso de nuestro querido nuevo “amigo”.

Quizás lo mas recordado por nosotros fue que la grabación se hacía en cinta abierta. Nada de compus, al estilo mas antiguo posible. Cintas que además tenían otras grabaciones debajo como por ejemplo estudios universitarios y anuncios para radio. Grabaciones que aparecían en medio de un reguea o en un silencio. Así por ejemplo cuando esperábamos un coro de “grito de patria” en realidad lo que salía era un anuncio de “irex”. Grabamos unos 12 temas que supuestamente formarían parte del disco “RESISTIREMOS Y VENCEREMOS”.

Con nuestros primeros trabajos juntamos como 80 mil colones que costaría la grabación. Defectuosa, mal grabada, mal tocada, sin el más mínimo deseo por parte de nuestros “ingeniero” en que se escondieran las metidas de pata. Pero si muy atento a cobrar y tomar de su Whisky. Nosotros nos animábamos cada que vez que nos gritaba BUENÍSIMO FLACO!!! (en ese tiempo todos lo éramos)

Sin embargo al grabar en esas cintas, tuvimos que recortar varias canciones ya que  se acaba. Así que si faltaban requinteo y coros hasta el final de una canción, en medio de la grabación se escuchaba a nuestro “ingeniero” gritando PARA PARA FLACO!!! CORTALA CORTALA!!! Y ahí la pieza llegaba a su final aunque durara minuto y medio. Nos parecía extraño que cada noche nos pedía más dinero porque había que comprar la cinta jajajja. A la próxima sesión aparecía la misma cinta usada anteriormente. 

Digamos que en algunas canciones ni siquiera hubo platillos, solo una pandereta. Desaparecía el bombo, la guitarra, la percusión. A veces con las guitarras desafinadas y los bajos. Un caos que resulto en unas canciones mal logradas y que además tenían otro problema. 

Ala hora de pasarlo a CD, solo sonaba de un lado y del otro solo se escucha al fondo algo que parecía ser la canción. Aún hoy me da terrible vergüenza recordar como Alejandro y otros compas visitaban las radios de los finales de los 90s llevando esa grabación tratando de que la pusieran. Aprendizaje lo llamamos hoy y sin duda una época hermosa de recordar porque todo al final tiene mas capítulos divertidos que tristes. Nos costó eso si volver de las cenizas en que quedamos después de ese suceso.  

Pronto vendría la producción del “AMERICA VA“, pero esa es la historia que sigue pronto. 

“RESISTIREMOS Y VENCEREMOS” nunca salió, solo se paso de mano en mano entre algunos compas que aún lo recuerdan con cariño al igual que nosotros. 

lunes, 25 de abril de 2011

Dicen

Estaban por ser las 9:39 de la noche de un lunes cuando me bajé del bus frente al cementerio de Curridabat. Era mi segunda semana viviendo en San José en 1995. Camine desde del cementerio hacia el primer apartamento que alquilaba junto a unos amigos en el barrio San Josesito. Justo cuando ingresé en la calle de tierra que llevaba a la casa, vi corriendo hacia mi unos 5 sujetos que sin duda me perseguían.
Llegué frente a la casa y como no tenía llaves propias tuve que saltarme la verja para que no me asaltaran. Ese es el primer recuerdo que tengo si alguien me pregunta acerca de lo que significó llegar a vivir en la capital. Gracias.

Imagino que muchas son las historias de aquellos jóvenes de zona rural que tuvimos que emigrar a la ciudad para poder estudiar, trabajar o hacer vida. En mi casa el dinero no sobró nunca, así que la cuota semanal era poca pero alcanzaba. Cambiar el paisaje de casas sin verjas, de puertas abiertas, sillas que duermen en el corredor, ventanas de par en par por el calor del Caribe se quedaron atrás.
Ahora lo que reinaba era el total exilio personal o en familia dentro de su lugar seguro. Su sótano anti ataques nuclear y donde parece ser que los vecinos son enemigos. Sin  duda el cambio social que significa el campo a la ciudad es un duro golpe a nuestras conciencias, a nuestra realidad. Cambian la forma de vestir, la de hablar, y hasta la de relacionarnos con los capitalinos. Hasta la comida pasa de ser mucha, a la que hay. Recuerdo en más de una ocasión que en aquella vieja casa las tazas amarillas de mantequilla pasaban a ser ocupadas por raciones de comida de mi madre para la semana. Para ahorrar, para poder sacar fotocopias y tener para los pases.

Sin saber el rumbo de los buses, el perderse era casi una obligación. Razón por la cual yo prefería muchas veces caminar de la casa a la universidad que montarme en un bus que me dejara en San Francisco de Dos Ríos y con un chofer impaciente porque se había acabado el camino y yo era el único montado aún.
Lo peor de esos inicios era comer fuera de la casa cuando tenía que estar mucho tiempo en la universidad o peor aún, para quedar bien con compañeros que querían almorzar juntos. Por eso, rápidamente encontré el mejor lugar para comer. Soda la U, casado con huevo a menos de 500 colones. En la casa, sabía que lo que me esperaba en esos primeros años era un pedazo de pan duro con mantequilla y quizás con suerte queso o tomate. 

La vida estaba cuesta arriba. En ese momento ya lejano de la protección de los padres, la vida empezaba a destrozar nuestras personalidades. A carcomernos nuestros más horribles temores. Es de esa primera época de frustraciones y desapego donde nacieron muchas canciones de la primera fase de SEKA. Nuestras manos, Nicaragua, La procesión de tontos, América vá. Mas allá de la envidia o el odio ante la falta de todo, me dejó ver en blanco y negro la realidad de muchos estudiantes, familias y demás migrantes rurales. Que por suerte somos muchos, que por suerte nos dimos la mano, que por suerte continuamos unidos. Igual, éramos muy felices.

El tiempo pasó y atrás quedaron las caminatas nocturnas, el acostarse con hambre, el dormir refugiado en la casa de algún amigo, dormir en colchonetas polvorientas, en sillones o el piso frió, amanecer con babosas pegadas en la piel, comer solo pan durante todo el día, pagar una habitación sin ventanas, sin despertador más que la radio, no más que un par de zapatos, las noches enfermo y solitario, los cumpleaños ausentes, las noches sin luz, los amaneceres sin agua…….

Sin embargo mi intención no es que al final de la lectura me traten de “pobrecito”. Al contrario, mi fe es que estas palabras sueltas se conviertan en armas cuando creemos que el mundo nos ataca.

Cuantas veces te dijeron que no, que no llegarías, que jamás lo serías, que no pasará, que talvez, que yo te llamo, que nunca….cuantas veces te dijeron que íbamos a perder, que fracasarías, que eres lo peor, que se acabó, que no te quiero.

Dicen, dicen, dicen….al final somos nosotros contra el mundo. Somos nuestra mejor arma, la más peligrosa. Nuestro honor, nuestro orgullo, nuestra decisión y de fondo una buena canción de rock and roll.




martes, 15 de marzo de 2011

"Yo no envidio los goces de Europa"


Estuve ahí cuando la policía nos atropello con todo su poder y de la forma mas agresiva que he visto en una tarde de marzo del año 2000 durante las manifestaciones en contra del Combo del ICE. No recuerdo el día exacto pero estábamos muchos tragando bombas lacrimógenas sobre el puente en la rotonda de la hispanidad.
Parte de ese audio logre capturarlo y dos años mas tarde lo incluimos en la introducción del disco Cantar Opinando en las canciones Sepukro Punk y Grito de Patria. Claramente, ambas canciones son sentimientos reales como el fondo en el que fueron grabadas.

 He tenido la oportunidad de llegar caminando hasta tan solo 100 metros antes del cráter del volcán Arenal. Enfrentándome al coloso, pero también a mis limitaciones. Luchando por sobrevivir perdido entre la niebla, bebiendo agua de los musgos pegados a las rocas.

Pude conocer de cerca la realidad de cientos de jamaiquinos que luchan trabajando en hoteles propiedad de monopolios ingleses. Ganando salarios de pobreza, pero que en su precaria economía significan un día de comida para toda su familia.

Pude reconocer el dolor y la esperanza en decenas de rostros de familiares de desaparecidos en Argentina, durante una manifestación por la avenida de mayo. Que mientras miles se abanderan a su causa aún hoy, ellos mantienen la fortaleza para seguir hablando del tema sin temor al correr del tiempo.

Logre ver levantarse de su cama a mi abuelo tras meses de un virus estomacal. Volver a la vida, a sus 80 años y una larga familia.

Una mujer ante mi me juró frente a un precipicio en Cinchona, que prefería morir que regresar a su casa, aquí mismo donde su hija y dos nietas habían caído con toda la construcción hasta el fondo de un precipicio.

Pude conversarle al escritor Joaquín Gutiérrez acerca de mis ganas de escribir y cantar, dos años antes de que partiera de este mundo en una conferencia donde por suerte lo tuve a mi lado en la antigua fábrica de licores.

Sentí el olor de los adultos mayores quemados en un hogar de Tilarán que ardió en llamas y reconocí nuevamente la cara del dolor y el desespero en sus nietos, en sus hijos.

Pero también pude sentir la felicidad de Cindy, Miguel, Mimiam, Debora y muchos más amigos que tienen hoy entre sus manos a un hijo.

Todo eso que pasa por mis ojos, por mi piel, por mi nariz. Se quedan grabados siempre y luego son reflejados en cada canción de SEKA. Realidad. Honestidad. Situaciones que no buscan más que contar una larga historia en todo este tiempo.

Algunos me tachan de localista, de regionalista, de popular. Pero no conozco mas que eso. No conozco la nieve del video de Escats. No conozco los goces de Europa. No puedo hablar de lo que no he vivido, de lo que no siento.

“No envidio los goces de Europa” es mi ultimo proyecto. Fotografías simples y honestas. Me preocupa pensar que ya me comporto como un viejillo loco sacándole fotos a todo. Pero como hemos visto a través de esta narración, las imágenes son materia prima de lo que hago.

Por eso, ahora los seguiré invadiendo de lo que pueda con tal de expresar. Mejor forma de molestarlos no tengo.

Dirección: http://www.flickr.com/photos/estebanrodriguez/ 







domingo, 23 de enero de 2011

Generación 95


                                                                                                                   Seka 2004

Yo sabía que todo iba a cambiar desde el día que subí a ese bus, Turrialba-San José. Como escenario tenia el segundo lunes de enero de 1995 y conforme avanzaba en la ruta, el mundo empezó a abrirse poco a poco para ir descubriendo montañas, ríos y caminos que me acompañarían de ahora en adelante. Mi primer día de universidad quedó grabado para siempre, era el inicio de mi vida.
Cuatro meses después de ese primer viaje en bus, regresaba a San José pero esta vez junto a Alejandro, Steven y Quintero para el primer toque de “Dulcinea” (antes de SEKA) en un festival de la universidad latina en San Pedro. Actividad a la que asistió también el primer grupo que vi en mi vida que tocaba algo que no fuera el clásico rock de los 80s, Cool mc Cool. Día en que conocí a Cristian Montero quien después formaría Ufo.

Antes de continuar debo aclarar que hasta ese momento, aunque ya mi cabeza estaba muy llena de punk, ska, grunge, rock alternativo y algunas migajas de metal, las únicas bandas que había visto “en vivo” habían sido Café con leche, 50 al norte, Inconciente colectivo y la banda local de Calle Vieja. Todos con un formato muy al estilo rock en español de los 80s.

Por eso, aquel día que vi a Montero tocando Rage y punk, fue una iluminación de que no estábamos solos en el mundo. Desconocía la escena under de chepe, para mi el rock tico era lo que sonaba en las radios y apenas El Parque y Hormigas en la pared, se asomaban en nuestro pequeño mundo musical.
Fue gracias a la amistad con Montero, compañeros de universidad y algunos otros amigos de Heredia que empecé ir a conciertos en mayo de 1995. Ahí conocí a Niño Problema, El Bosque, Teatromocracia, Canabis, DBG, diente guapo, Malditos de Verde, las Tetas de Ofelia y muchas otras bandas que quedaron en el camino. Para esa misma época, también hacia mis primeras armas como reportero. Gracias a una amistad de la universidad me abrieron un campo en una revista llamada Voltaje de La Nación, donde hice algunos reportajes por mes y obvio decidí hacer algo con esa nueva escena de la que quería participar. Fue asi como termine entrevistando a Juan Caliva, quien era en ese momento el cantante de Garbanzos. Amistades que pronto dieron la oportunidad a Dulcinea de tocar ese año en lugares como la Rana, Cus y Pizza Valerio.
Recuerdo que emocionalmente empezaba a vivir algo de lo que no había tenido idea. Sentado una tarde de domingo en la plaza de la democracia con apenas 18 años, frente a La Rana junto con un grupo de nuevos amigos que aunque éramos de lugares diferentes hablábamos un mismo lenguaje. Vistiendo ropas que nos hicieran tener algo en común, luciendo la mejor cadena, intentando hacer algo junto a unas 70 personas más que ese día asistíamos a un concierto cualquiera. Con una botella de vino mezclada con cerveza y un paquete de cigarros hecho un puño dentro del bulto era suficiente para esperar la hora del chivo. En ese 1995 me di cuenta que si todo seguía con ese mismo entusiasmo tanto publico como las bandas, las escena crecería. Claro en ese tiempo no existía Internet ni correos electrónicos, por lo que todo el panorama era muy diferente al de hoy. Para los que vivimos el rock desde 1995 en adelante en San José, jamás habríamos creído a lo que llegaría.

Camisas con numero, medias altas, tennis skate, alguna que otra patineta en el lugar, cadenas, bultos, pantalones rotos o con los ruedos altos, botas y una que otra bella mujer, eran el impresionante desfile que cada tarde de domingo (principalmente) renacía en diferentes antros de la capital. Kilates, el bar Troys, la alianza china y alguno que otro teatro se unieron a la lista de chantes para chivos. Sin embargo, hasta inicios de 1998, para la mayoría de grupos que tocábamos (ya como SEKA) nuestra escena era como un fantasma del que todos hablaban en los medios de comunicación pero pocos conocían, a pesar de que los llenazos de la Alianza se trasladaron a La Finca en Cartago.
Poco a poco, gracias a la radio u joven de aquel momento y uno que otro espacio en periódicos, el ska, punk y hard core se abrieron paso, llevando más de mil personas a Playa Tamarindo en febrero de 1998.

Sin duda, Costa Rica también recibió para esa época el boom de las bandas de rock latinoamericano que para mediados de los 90s se expandieron por todo el continente. Desde Cadillacs, caifanes, café tacuva, dos minutos, molotov, aterciopelados, calzones, desorden publico, ataque y muchos mas representaron una época muy importante en la historia de la música, los cuales dejaron como secuela el nacimiento de muchas bandas y lo mas importante, el público tico empezo en la cazeria de grupos nacionales que tuvieran alguna relación con lo que sonaba en el extranjero. Garbanzos, Mod-ska y Calle Dolores  se quedarían grabados en nuestros corazones como dignos recuerdos de esa época. 

Esos cinco años entre el 95 y el 2000 serian para nosotros el momento de prueba y error para estar listos a lo que vendría en el nuevo siglo. Bellos momentos difíciles en los que muchos desconocidos sembramos una semilla.